sábado, 9 de marzo de 2013

Somos tan viejos como nuestras arterias

Cuantos más factores de riesgo permitamos, más son las probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca  Ésta es inevitable si nuestra sangre tiene tendencia a coagularse y las arterias se ven obstaculizadas por depósitos.





Hay muchos signos corporales que avisan de un deterioro de la circulación antes de que aparezca un infarto o una trombosis, pero sólo si lo sabemos reconocer.


Estos signos pueden ser:
- Dedos que se enfrían.
- Brazos y piernas que se duermen.
- Pesadez en brazos y piernas.
- Calambres en la mano al escribir.
- Pliegue agudo en diagonal en el lóbulo de la oreja.
- Sensación de cosquilleo en labios y dedos.
- Un corto paseo causa muchos dolores.
- La memoria no es tan buena como solía ser.
- Impotencia o frigidez.
- Tobillos que se hinchan al final del día.
- Tos persistente y molesta.

- Falta de aliento al menor ejercicio o tumbado.
- Necesidad de orinar dos o más veces por las noches.
- Un anillo blanco alrededor de la córnea del ojo.
- Hipertensión.



Algunos de los signos citados pueden tener otras posibles causas. Ahora bien, cuantos más se apliquen a un individuo, lo más probable es que éste tenga una circulación deteriorada.


Factores de riesgo
En nuestro estilo de vida hay factores que pueden contribuir a la enfermedad arterial. Lo siguiente es una lista de factores dietéticos y de un estilo de vida potencialmente causantes del desarrollo de la arteriosclerosis:

- Fumar.
- Consumo de aceites insaturados, especialmente rancios.
- Conservantes alimenticios tales como nitratos y nitritos.
- Inhalación de monóxido de carbono (de tubos de escapes de los coches)
- Estreñimiento crónico.
- Beber y bañarse en agua clorada.
- Radiaciones, rayos X, gamma y ultravioleta.
- Estrés en el trabajo y/o vida familiar.
- Falta de ejercicio regular.
- Bebida con cafeínas, cafés, tés y colas.
- Consumo desmesurado de azúcares refi nados


El exceso en uno o dos de estos factores puede ser que no lleve a la enfermedad coronaria, pero esto depende del nivel de salud general del cuerpo. Una persona que hace muy poco ejercicio, por ejemplo, puede ser capaz de proteger sus arterias ciñéndose a la mayoría de las pautas para la salud cardiaca.

Ahora bien, cuantos más factores de riesgo permitamos, más son las probabilidades de padecer una enfermedad cardiaca. Puede que podamos sobrevivir a un estrechamiento de las arterias (arteriosclerosis), si nuestra sangre se mantiene resbaladiza (por una buena nutrición), o si aumentamos el diámetro arterial (a raíz de ejercicios). Pero es inevitable la enfermedad cardiaca si nuestra sangre tiene tendencia a coagularse y las arterias se ven obstaculizadas por depósitos.

Más del 50% de los norteamericanos mueren de enfermedades que tienen su causa en las arterias. Bloqueos arteriales llevan a una mala circulación, senilidad, trombosis, infartos y posteriormente, la muerte.

Este material (placas) que bloquea los vasos sanguíneos, se acumula al cabo de muchos años. Antes era cosa de personas de mediana y alta edad. Las autopsias ahora están encontrando comienzos de ello en personas más jóvenes. De modo que, esta placa arterial está afectando cada vez a más personas.

La placa en sí es una sustancia compuesta de fibrina, colágeno, fosfolípidos, triglicéridos, colesterol, mucopolisacáridos, proteínas, metales pesados, tejido muscular y otros desechos, todo ello solidificado con calcio (el colesterol es sólo uno de los más de una docena de los componentes de la placa).

La arteriosclerosis se encuentra sólo en arterias, nunca en venas. Esto es porque las arterias tienen una capa interior muscular que no hay en las venas. Esta pared muscular hace que las arterias puedan relajarse y contraerse, en el flujo de la sangre que bombea el corazón. También contrae las arterias la pared muscular en caso de estrés, de modo que aumenta la presión de la sangre, para que pueda llegar más oxigeno y
nutrientes a las partes más lejanas del cuerpo, y así aumentar los niveles de energía en preparación de una reacción necesaria a la causa de este estrés. Las venas son el sistema de baja presión del sistema circulatorio, por el cual la sangre vuelve al corazón, y por ello no requieren pared muscular para hacerlo.

La enfermedad cardiovascular empieza con daños en esta capa media muscular de las arterias. Algo causa que sus células empiecen a mutar, obligándose a duplicarse a una velocidad extraordinaria, que hace que se
forme un bulto en el interior de la pared arterial. Normalmente, una célula saludable se reemplaza sólo una vez, cuando se ha desgastado. Las células arteriales mutadas proceden a duplicarse libremente por un proceso conocido por proliferación monoclonal.

Fuente; Instituto Biológico de la Salud





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